Han pasado dos tercios de su vida trabajando en la ikastola. Marije Gorordo fue la primera en llegar: comenzó el 1 de septiembre de 1982. Amparo Larrabe comenzó nueve días más tarde. Josu Arruti empezó en 1985, con 24 años. Este es el curso 42 y 44 en Larramendi y este año se han jubilado.
Hemos reunido a Marije Gorordo, Amparo Larrabe y Josu Arruti en el baserri de la ikastola en su último día. Para terminar de despedirse de la ikastola, han compartido con nosotras y nosotros experiencias y vivencias de su trayectoria.
Después de algo más de 40 años trabajando en la ikastola, ahora tendréis en clase a los hijos e hijas de los que entonces eran alumnos y alumnas.
Sí, los hijos e hijas de los que fueron nuestros primeros alumnos y alumnas están en la universidad o trabajando. De seguir otros años, tendríamos también como alumnos y alumnas a los hijos e hijas de estos, nietos y niestas de los primeros alumnos y alumnas.
Nos dejas a los hijos e hijas con una confianza y cercanía.
Cuando nuestros antiguos alumnos y alumnas vienen con sus hijos e hijas y nos ven, se ponen muy contentos y contentas. Los niños y niñas también nos dicen muy orgullosos y orgullosas "mi padre o mi madre fue tu alumno o alumna". Para nosotros también es gratificante ver que las nuevas generaciones vienen a la ikastola y ver cambiados a los que fueron nuestros alumnos y alumnas, nosotros tuvimos niños e niñas y ahora son personas adultas.
La enseñanza habrá cambiado mucho.
Diría que sólo se mantienen las cosas físicas, el alumnado y el profesorado. Hemos vivido muchas reformas y cada una de ellas ha traído cambios.
La educación ha sido la base de nuestra vida.
¿Qué recomendación le daríais a un recién incorporado a la enseñanza?
Siendo joven, que venga con energía y paciencia. Tenemos que tener en cuenta que todas las carencias de la sociedad vienen aquí y para afrontarlo hace falta fuerza y paciencia. Pero con un buen equipo de trabajo todo es posible.
No podemos olvidar que trabajamos con personas. Hay que trabajar las emociones, los valores. Cuando empezamos en la enseñanza, las madres normalmente estaban en casa, pero ahora la realidad es otra y las madres y los padres pasan muchas horas fuera de casa.
Las notas que se ponen aquí son para un plazo, luego queda la persona.
¿Echaréis en falta la rutina de aquí?
Más que la rutina, echaremos de menos a los compañeros y compañeras. Somos unos privilegiados, hemos tenido compañeros y compañeras de categoría. Eso supone trabajar en un buen ambiente y es una suerte enorme.